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Podólogos gallegos indican el uso de botas de montaña para la práctica de senderismo

Aconsejan visitar a un profesional antes de comenzar a hacer rutas y caminatas

Llega la Semana Santa, y con ella el buen tiempo, dejando atrás el duro invierno. Es por eso que se empiezan a hacer planes y a organizar viajes llenos de intensa actividad al aire libre. Actualmente el senderismo es uno de los deportes con más adeptos puesto que combina naturaleza con ejercicio. Es aquí donde el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda prestar especial atención a los pies en la práctica del senderismo para evitar que se conviertan en una “penitencia” esta Semana Santa.

Los profesionales explican que el calzado es uno de los elementos principales de la equipación para hacer senderismo porque protege correctamente los pies que se verán sometidos a terrenos abruptos, donde es necesario extremar las precauciones. De esta forma, el calzado de montaña deberá contar con una suela gruesa y antideslizante, con dibujo profundo que se agarre al terreno.

A la hora de escoger el calzado de montaña, los podólogos gallegos indican que es mejor optar por un estilo bota, que protegen más los tobillos ante posibles torceduras. Además, aconsejan estrenar los zapatos antes de iniciar las rutas de senderismo. “Se pueden usar en la ciudad o durante alguna salida corta para que los pies se vayan amoldando y no se produzcan llagas o dolor” –destaca el portavoz del Colexio, Borja Pérez–.

Y a la hora de comprar, los senderistas deben probarse las dos botas, con la sujeción suelta y el pie hacia delante para que pueda caber un dedo de la mano por detrás, o bien con la bota atada y que los dedos puedan moverse con cierta holgura.

Además, para hacer senderismo los podólogos indican que es fundamental usar unos calcetines ajustados al pie, para evitar rozaduras o ampollas. También deben ser calcetines fabricados con materiales que eviten la sudoración excesiva de los pies (fibras sintéticas) y, en la medida de lo posible, que no tengan costuras.

Borja Pérez: “Es importante realizar un estudio biomecánico previo con análisis detallado de la marcha”

Antes de iniciarse en el senderismo es conveniente acudir al podólogo para analizar de forma minuciosa los pies y entender su funcionamiento en relación con el resto del aparato locomotor. Si hay una patología, se tratará cada caso individualmente y se orientará al deportista sobre la ruta terapéutica a seguir. “Es importante realizar un estudio biomecánico previo insistiendo en un análisis detallado de la marcha, para observar si es normal o presenta algunas alteraciones susceptibles de modificarse o compensarse” –señala Borja Pérez–. En el caso de no corregirse pueden derivarse en determinadas lesiones.
 
Así, el Colexio de Podólogos de Galicia dice que determinadas alteraciones estructurales del aparato locomotor, en concreto en los pies, puede modificar de forma anómala la pisada, por lo que se hace necesario en ocasiones el uso de ortesis plantares para compensar estas anomalías.

Consejos podológicos antes de la ruta

•    Hidratar convenientemente la piel (preferiblemente por la noche antes de acostarse, con cremas mejor que lociones o pomadas).
•    Hiperhidrosis o exceso de sudoración: usar productos secantes específicos para los pies (tipo polvo), entre el pie-calcetín y el calcetín-calzado.
•    Corte de uñas: de forma recta.
•    En caso de helomas, hiperqueratosis, hongos o papilomas se debe acudir al podólogo.
 
Recomendaciones para el transcurso de la ruta
 
•    No experimentar. Usar calcetín y zapatilla habitual.
•    La zapatilla ideal es la que se adapta a la estructura del pie. A veces es preferible andar o correr con una zapatilla más pesada pero con mayor amortiguación y sujeción.
•    Humedad y calor posibilitan la aparición de ampollas. Intentar que los calcetines estén siempre secos. Si es necesario llevar otro par de repuesto.
•    Usar apósitos hidrocoloides en zonas de roce para evitar ampollas o rozaduras.
 
Consejos podológicos para después de la ruta
 
•    Lavar los pies con agua jabonosa templada.
•    Sumergir los pies en agua fresca con líquidos relajantes.
•    Estirar minuciosamente toda la musculatura del pie.
•    Movilizar todas las articulaciones del pie, masajeándolo sobre todo por la zona de la planta.
•    Si aparecen lesiones, tratarlas adecuadamente acudiendo al podólogo.