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La radiación ultravioleta de la luz solar en invierno puede acelerar la aparición de cataratas o degeneración macular asociada a la edad

ojos inviernoLos ópticos-optometristas recomiendan utilizar gafas de sol homologadas durante la práctica de deportes de invierno para prevenir la fotoqueratitis y la sequedad ocular

En pleno invierno y con la nieve en la puerta de casa, el Colegio de Ópticos-Optometristas recuerda a los aficionados a los deportes de nieve y las pistas de esquí que deben prestan  especial atención a la protección de sus ojos, porque aunque con menos intensidad que en verano el sol brilla igualmente.

En los meses más fríos del año, el sol se sitúa más bajo en el cielo y a un ángulo diferente, lo que puede incrementar la exposición a la radiación ultravioleta. Este riesgo resulta tan significativo en días grises como en días despejados. El colegio profesional explica que las consecuencias de esta radiación ultravioleta es que acelera la aparición de ciertos tipos de cataratas y de la degeneración macular asociada a la edad, dos de los problemas de salud visual más frecuentes durante la madurez.

Cuando se sube a la montaña, los deportistas se protegen de las inclemencias del tiempo, pero los ojos también necesitan su protección porque el reflejo del sol en la nieve es más brillante e intenso; a gran altitud, la atmósfera es más delgada y deja pasar más radiación ultravioleta; el viento hace que los ojos se resequen, lo cual entorpece la visión; en la alta montaña, las partículas en suspensión, así como los pequeños cristales de hielo, se pueden proyectar contra la córnea; y si se esquía, la velocidad y el viento impiden ver con normalidad, obligando a cerrar los ojos constantemente.

Pasar un día en la nieve puede ser más dañino para los ojos que disfrutar de una jornada en la playa. La razón es que la nieve refleja “más del 80 por ciento de la luz solar”, incluida la radiación ultravioleta –destacan desde la entidad–. Además, en el caso de desplazarse a la montaña, esta radiación aumenta un 10 por ciento por cada mil metros que se asciende. La mayoría de las personas que disfrutan en la nieve no es consciente de la cantidad de tiempo que permanece expuesta a este reflejo intenso de la luz del sol.

Un exceso de radiación ultravioleta eleva el riesgo de que los ojos sufran una fotoqueratitis, que es una especie de quemadura de los tejidos sensibles del ojo. “Una hora de exposición puede ser suficiente para que se produzca una quemadura ocular” –indica el presidente del Colegio, Eduardo Eiroa–. Además, los ópticos-optometristas gallegos señalan a sus pacientes que no se debe olvidar que los efectos dañinos de la radiación ultravioleta se van acumulando con el paso de los años. En el caso de los niños, las gafas son especialmente importante debido a que sus ojos todavía no han desarrollado su protección natural contra la radiación ultravioleta.

Aunque la fotoqueratitis puede curarse con el tiempo, el mejor modo de salvaguardar la salud visual es el uso de una protección adecuada, utilizando gafas de sol homologadas que bloqueen la radiación ultravioleta. Estas precauciones no resultan solo imprescindibles para la práctica de esquí y otros deportes de invierno, sino para realizar cualquier tipo de actividad en la nieve, como, por ejemplo, pasear. Las gafas para el esquí, que cubren tanto los ojos como la piel que los rodea, son una buena opción, ya que evitan que la nieve y otras partículas entren en los ojos.

El problema de las calefacciones

Pero el sol no es la única amenaza en esta época. Aunque muchas personas piensan que el invierno es la estación más húmeda del año por la mayor presencia de lluvia y nieve, hay jornadas en las que el aire puede llegar a ser muy seco. “El ambiente frío y seco puede irritar los ojos, incluso en los climas más templados, algo que deben tener especialmente en cuenta los usuarios de lentes de contacto” –agrega Eiroa–. De nuevo, este problema podría mitigarse con el uso de gafas de sol homologadas que resguarden los ojos del viento y del frío seco.

Si el ambiente resulta poco agradable en el exterior, las calefacciones también suponen un problema en interiores, ya que tienden a disminuir la humedad del aire. Si bien es cierto que la mayoría de los casos de sequedad o irritación ocular por este motivo son leves, con frecuencia hace que nos frotemos los ojos, una costumbre desaconsejable por el riesgo de infecciones y lesiones oculares.