La Casa de la Troya permanece cerrada desde 2008

casa_troia1La Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos reclama de las Administraciones su “reapertura urgente”

Cerrado desde el 31 de octubre de 2008 y en pleno Año Jubilar sigue sin poder ser visitado. El Museo de La Casa de la Troya, que simboliza la Compostela universitaria y el estilo de vida del siglo pasado, se abrió al público el 27 de febrero de 1993. Aunque no se conservan datos de aquellos primeros años, las visitas fueron numerosas y mayor aún la expectación que causó. Su principal impulsor, Benigno Amor Rodríguez, vivió el acto de inauguración como uno de los momentos culminantes de su vida. Atrás quedaban treinta años de travesía, desde la adquisición de la casa, hoy de titularidad municipal e incorporada a la red museística gallega, pasando por su restauración, amueblamiento y decoración, hasta su apertura con la dotación necesaria.

La Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos, que dirigió Amor Rodríguez hasta su óbito en la Pascua del año pasado, sirvió de base para crear un patronato que preside el Rector de la Universidad de Santiago y en el que también figuran el Concello de Santiago y la Xunta de Galicia. La familia Amor y los antiguos camaradas de la Asociación troyana han decidido revitalizar la entidad con el objetivo principal y urgente de reabrir el museo romántico. Indican que ya se han hecho gestiones para reclamar el “apoyo” de las instituciones para dar “continuidad y estabilidad” a un museo “singular y querido” que recibió 43.623 visitantes entre 1997 y 2008; teniendo en cuenta que de esos doce años solo estuvo abierto la mitad del tiempo, arroja un promedio cierto de 7.270 visitantes por año.

Sandra Fuentes, que guió las visitas durante catorce años y conserva frescos “tantos recuerdos buenos”, como que el museo formó parte de la exposición conmemorativa del V Centenario de la Universidad de Santiago como sede de la Nostalgia, señala que “venía mucha gente de España, pero también muchos extranjeros: mexicanos, argentinos, ingleses, italianos, franceses y algún que otro norteamericano”. Los registros muestran claramente cómo la afluencia se concentra de marzo a octubre, con picos elevados en agosto.

Benigno Amor Barreiro, quien agradece a los compañeros de su padre tantas horas y desvelos dedicados al proyecto, afirma que “agora nos toca a outra xeración de composteláns facernos cargo desta parte da historia da Universidade, de Santiago e, por tanto, de Galicia”. La renovada Asociación se marca como reto “asentar definitivamente el museo” para lo que reclama la sensibilidad de la ciudadanía y el apoyo de las Administraciones: “Só así conseguiremos perpetuar esta herdanza para goce de todos”, segundo explica Amor Barreiro.

Xosé Luis Bernal –Farruco–, que siempre respaldó la causa, declara con rotundidad que “ter pechado o santuario da estudiantina é como ter pechada a Porta Santa en ano xubilar”. Para Farruco es el “museo dos estudantes de Santiago, que foron durante moito tempo o motor económico e sentimental da cidade”. Igual que Bernal, José Antonio Arán Trillo lamenta que esté cerrado “un museo tan solicitado” y añade que la novela homónima le dio “proyección mundial” a Santiago, por lo que no duda en afirmar que el fenómeno troyano ha sido una “promoción increíble para la ciudad”.

Juan Fuentes, inseparable de Benigno Amor durante toda una vida, recuerda un sinfín de gestiones y contactos para hacer realidad el museo: “Benigno amaba tanto La Casa de la Troya que buscaba por doquier parientes de los personajes de la novela, y siempre volvía con fotos que se enmarcaban y pasaban a formar parte de la explicación guiada en la Casa”.

El museo y el 2015

La Casa de la Troya es un edificio remodelado que ocupa una parcela de 60 m2 y posee una superficie construida y visitable de 180 m2, distribuidos en planta baja, dos plantas nobles y una azotea, además del sótano que se usaba para caballerizas. Está ambientada con muebles y enseres de la época, entre los que destaca instrumental médico cedido por la familia Vaamonde, en cuya casa está hoy el Consorcio de la ciudad. Benigno incluso había ido a O Incio (Lugo) a buscar vigas de castaño para los suelos. Son estancias evocadoras, cargadas de sentimentalismo, tal como refleja un sencillo vídeo grabado en los noventa con la colaboración del Centro Galego das Artes da Imaxe de A Coruña y la Tuna de la Facultad de Medicina.

En 2015 se cumple el centenario de la primera edición de la novela que escribió Alejandro Pérez Lugín. La efeméride constituye un acicate para que ciudadanos e instituciones sumen ideas, esfuerzos y apoyos para situar el fenómeno troyano (casa-museo, novela, película) en el lugar que le corresponde como muestra histórica de toda una época. “Es patrimonio de Compostela y de todos”, concluye Benigno Amor Barreiro.