El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia aconseja el uso de gafas de sol durante la infancia para prevenir futuras enfermedades oculares

gafasniosUn 25% de los padres no toma las precauciones necesarias para proteger los ojos de sus hijos

Con la llegada del verano y el aumento de horas de sol se incrementan las actividades al aire libre. Los españoles son, tras los portugueses, los europeos que más horas pasan en espacios exteriores, 31 horas a la semana, pero muy pocos conocen el impacto nocivo de la radiación ultravioleta en los ojos. Un 87% de la población no es consciente de que una sobreexposición a la radiación UV puede provocar daños en la vista o causar enfermedades oculares como cataratas, glaucomas o conjuntivitis, entre otras.
Es una de las conclusiones de un estudio realizado por una multinacional del sector óptico en el que han participado 7.000 personas, un millar de ellas españolas, sobre cómo se enfrentan los europeos a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta en la visión. España es el país europeo con mayor número de niños que necesitan algún tipo de corrección visual, aunque el 23% de los padres no toma ningún tipo de precaución para proteger los ojos de sus hijos.

Del estudio se desprende que todavía un 3% de la población española mayor de 18 años no se ha realizado nunca una revisión ocular. El 46% afirma que la primera revisión visual se debe hacer entre los 3 y los 6 años, a pesar de que, según el estudio, la edad real a la que se la realizan es a los 22 años.

En Europa, un 34% de los menores a cargo de sus padres hace uso de algún tipo de corrección visual. España es el país que ha presentado un mayor porcentaje de niños que utilizan estos sistemas (42%), muy por delante de otros, como Países Bajos (27%) o Gran Bretaña (25%).

Cada vez la sociedad está más concienciada de lo importante que es proteger la piel de los niños y adultos con fotoprotectores adecuados y gorras para la cabeza, pero tienen que asimilar que la protección de los ojos es igualmente imprescindible. Según el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia casi el 25% de los padres no toma las precauciones necesarias para proteger los ojos de sus hijos. Esto se debe, en gran medida, al desconocimiento que los progenitores tienen sobre las graves consecuencias que tiene la exposición solar en los ojos durante los primeros años de vida.

A menor edad, mayor necesidad de protección

El ojo del niño es más sensible que el del adulto. Su cristalino, que ejerce de filtro, aún no está funcionando a la perfección. Antes del primer año de vida, el cristalino deja pasar el 90% de la radiación UV y el 50% de la UVB, llegando directamente a la retina, lo cual puede provocar daños a corto y largo plazo.

Los daños que surgen a corto plazo pueden ser la queratitis (inflamación de la córnea producida por la radiación solar), que en los más pequeños se manifiestan con síntomas de dolor, fotofobia y enrojecimiento de los ojos. A largo plazo, el daño puede ser más severo: se pueden producir alteraciones agudas de la córnea, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que dañan la visión de forma severa y permanente.

También se ha relacionado la radiación solar durante los primeros años de vida con la aparición en la edad adulta de patologías como:

•    Las cataratas: primera causa de ceguera reversible en el mundo
•    La degeneración macular asociada a la edad (DMAE): primera causa de ceguera irreversible en mayores de 65 años. Detrás de esta enfermedad se encuentran, entre otros, factores genéticos, el tabaquismo y los efectos del sol.
•    Pterigion, que consiste en un crecimiento anormal de tejido que puede llegar a afectar a la córnea, y que produce irritación ocular y sensación de cuerpo extraño. Existe una relación directa entre la aparición de esta patología y la exposición solar recibida, sobre todo en los primeros cinco años de vida.

Gafas de sol, la mejor protección

Para reducir el riesgo de padecer estas patologías sin que repercuta en las actividades de los niños es fundamental que éstos utilicen gafas de sol e incluso sombrero o gorra con visera delantera.

Los adultos deben tener en cuenta que las gafas de sol no son un juguete, de ahí que, a la hora de incorporarlas a la actividad diaria del niño, el pequeño debe conocer las consecuencias de no hacerlo y asumir que debe tratarlas como un objeto que redunda en su beneficio, explicándole que cuando las lleve puestas, nunca debe dirigir su mirada directamente al sol.

Según los ópticos gallegos, las gafas de sol infantiles, al igual que las de los adultos, deben estar homologadas y llevar la marca CE (Conformidad Europea) como estándar mínimo de calidad. Es preferible no ponerse gafas a arriesgarse con gafas no homologadas, ya que suponen un serio peligro para la salud visual.

La adquisición de las gafas de sol en un establecimiento sanitario de óptica es una garantía de que las lentes cumplen todos los parámetros de seguridad y calidad. Además, el asesoramiento de un profesional de la visión óptico-optometrista también garantiza que las gafas de sol proporcionen una protección personalizada en función de las necesidades, actividades cotidianas y de ocio o estilo de vida, tanto del niño como del adulto.

Con los más pequeños, toda precaución es poca

•    Es necesario asegurarse de que los niños usen viseras o sombreros y gafas de sol siempre que vayan a estar al aire libre. Según la Organización Mundial de la Salud, entre las diez de la mañana y las dos de la tarde se recibe el sesenta por ciento de la radiación ultravioleta diaria
•    No dejar que jueguen al sol entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde, ni siquiera con protección
•    Hay que tener especial cuidado en la playa, ya que la arena refleja hasta el quince por ciento de la radiación solar
•    Los bebés no deben tomar el sol