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El Colexio de Podólogos de Galicia aconseja no abusar de los tacones para combatir dolores en la planta y la aparición de dedos en garra y juanetes

Borja Pérez, portavoz:

“Cuando se diseña un zapato se debería pensar en la funcionalidad que va a tener y no solo en la estética”

Los profesionales recomiendan usar cangrejeras al meterse en el mar para evitar lesiones producidas por erizos, fanecas y objetos que estén en las orillas de las playas

Llevar zapatos o sandalias de tacón de forma habitual puede facilitar la aparición o incluso empeorar muchas afecciones en los pies de las mujeres, llegando a modificar la estructura del pie, tanto a nivel óseo como a nivel muscular. Del pie plano se pasa a un pie inclinado donde todas las fuerzas y presiones recaen sobre el antepié, los gemelos se acortan y se contrae la zona. La moda actual invita a llevar un tacón alto y los diseñadores no tienen en cuenta las recomendaciones que se hacen desde el sector de la podología. “Cuando se diseña un zapato se debería pensar en la funcionalidad que va a tener y no solo en la estética del mismo” –explica el portavoz del Colexio de Podólogos de Galicia, Borja Pérez–.

Según los podólogos gallegos, las afectaciones más comunes del uso diario de zapatos de tacón son las metatarsalgias o dolores en la planta de los pies, problemas de estabilidad del pie, dedos en garra o juanetes. También pueden causar malformaciones, durezas en las plantas de los pies y en el dorso de los dedos, y hacen que las articulaciones y la musculatura de la zona se vean mermadas. Según recuerdan los expertos, operación de juanetes es la quinta más demandada en la Seguridad Social, y más del 50% de estas intervenciones se podrían evitar con el uso de un buen calzado.

Según Borja Pérez, los podólogos gallegos encuentran una gran incidencia en las alteraciones provocadas por el calzado en sus pacientes. Las mujeres que suelen abusar de los tacones pueden desarrollar diversos problemas podológicos. “Por estética o por trabajo, actualmente las mujeres utilizan tacones de más de cuatro centímetros, lo que provoca un cambio de gravedad que produce una traslación del peso hacia la parte delantera del pie, causando metatarsalgias o inflamaciones en la extremidad. Cuando detectamos este problema se recurre a un tratamiento con plantillas, que muchas mujeres rechazan, y en ocasiones, con un problema más acusado se recomienda un tratamiento quirúrgico” –explica Borja Pérez–.

Después de un uso excesivo e indebido de los tacones, se puede realizar un ejercicio de relajación del pie. Los podólogos gallegos recomiendan hacer rotaciones en el pie con una pelota para reducir o descomprimir la fascia plantar y aliviar la presión continuada por el abuso del calzado. Además de la altura, una horma estrecha puede provocar problemas en los dedos de los pies e incluso acelerar y agravar el avance de los juanetes.

En vez de los temibles tacones de aguja, el Colexio de Podólogos de Galicia recomienda el uso de cuña corrida, donde cinco centrímetros de altura pueden ser beneficiosos para combatir la fascitis plantar.

El calzado deportivo

El calzado de hombre es mucho más correcto a nivel anatómico, aunque también se debe prestar atención al abuso que se hace de las zapatillas deportivas. “Los tenis están pensados para hacer deporte y una actividad deportiva concreta. Llevarlos todo el día genera calor, sudor, alteraciones en la piel, malos olores, problemas de hongos, hiperhidrosis, y otras afectaciones negativas para los pies” –comenta el portavoz colegial–.

Chancletas para la playa

Muchas veces se presta poca atención al calzado y a los pies en verano, y se  acostumbra a caminar demasiadas veces descalzo o con malos calzados. Las playas, dependiendo de su tipología, de arena fina, gravosa, o de piedras, no siempre están limpias de objetos, y por tanto es mejor que el pie vaya lo más libre posible, al ser suelos inestables, protegiendo la planta del pie para evitar heridas. Los especialistas consideran conveniente el uso de chancletas u otro calzado veraniego para evitar andar descalzos.

Para entrar en el agua hay calzados específicos, unas zapatillas de goma muy ajustadas al pie que evitan las lesiones plantares producidas por erizos de mar, peces araña, fanecas u otros animales y objetos que están en las orillas de las playas. Son las conocidas como cangrejeras o fanequeras.

Aunque tradicionalmente se ha aconsejado andar descalzo por la playa para activar la circulación de la sangre, no implica que un calzado especial, como zapatillas de goma tipo látex, haga el mismo efecto y favorezca la circulación, evite las irregularidades del terreno y compense el menor peso de la persona sumergida en agua, para aliviar la presión sobre las articulaciones.